Es un árbol siempre verde que puede alcanzar alturas de 12 a 15 m, pero que en la zona central crece como arbusto. Tiene un aspecto muy llamativo y un alto valor ornamental tanto por el original color y forma de su tronco como por su follaje, flores y frutos. Su tronco adquiere un intenso color rojo ladrillo, siendo su corteza muy lisa y sedosa, con manchas blancas debido a la caída de placas de corteza vieja. Sus hojas, de 1 a 2 cm de largo, son verde oscuras, pequeñas, ovaladas, coriáceas y aromáticas, brillantes en la cara superior y verde pálido en la inferior; tienen un mucrón en el ápice y su borde es entero. Sus flores blancas aparecen reunidas en grupos de 3 a 5, primavera a otoño. El fruto, comestible, es una baya redondeada negra que madura en otoño. Su velocidad de crecimiento es mediana en suelos con nutrientes y buen drenaje. Tolera pH neutro a ácido.