El Acer japónico es muy apreciado por la fina textura de su follaje, su estructura y por su colorido otoñal. De origen asiático, este árbol pequeño tiene forma ovoidal cuando adulto, a menudo con varias ramas desde la base y puede alcanzar una altura de 8 m y un diámetro de 10 m. Su corteza es lisa de color café oscuro. Las hojas caducas son palmadas con 5 a 9 lóbulos y miden de 5 a 13 cm de largo, de color verde claro tornándose amarillo naranjo a rojo brillante en el otoño antes de caer. Las flores son pequeñas, de color morado y aparecen en corimbos péndulos. El fruto es una samara alada en grupos de a dos de color rojo que madura a fines del verano. Crece bien en suelos fértiles, húmedos, con buen drenaje y protegido de las heladas y del sol intenso que quema la punta de las hojas.